Un recreo con intriga

Este capítulo está dedicado e mi buena amiga Effie, que aunque no está pasando una buena racha, es la mejor del mundo y la quiero :3 TE QUIERO WAPPURRIA
Suena el timbre que nos da la salida al ansiado recreo tras dos interminables clases. La primera, de Ciencias, a la profesora se le va la olla, cree que tres chicos son gemelos, simplemente por que tienen el primer apellido igual. Pero vamos, si ni siquiera se parecen...
En fin, es mejor dejarlo estar, la segunda y última clase a sido la peor. Matemáticas, con un profesor que en vez de explicarnos las diferentes maneras de usar los números en nuestra vida real, nos dice que cuando el era pequeño, jugaba con palitos de madera, y se creía que eran peonzas.
Cuando tocó la campana me sentí liberada por fin, fue mi salvación de la completa locura. Aunque no es que  estuviera muy atenta. Me pasé las dos horas recordando lo sucedido esta mañana. Todavía no me puedo creer que Rubén y yo estemos saliendo. Él es...guapo, inteligente, buen chico, y aunque no lo quiera reconocer es un romántico empedernido. No sé como e podido encontrar a alguien tan bueno como él, pero es lo que tiene ser una margi. 

Bajo las escaleras de la segunda planta, y me dirijo al holl busco con la mirada esa sudadera de color rojo carmín inconfundible sobre un fino, y moreno cuello se alza una cabeza llena de mechones color tierra. Distinguiría su agitado cabello en cualquier parte. Está sentando en uno de los verdes bancos que se sitúan bajo los grandes ventanales de las paredes exteriores. Me acerco asta él, y me detengo en seco justo delante. Él levanta la cabeza y...

-Hola preciosa

-¿Ya te as cansado de estar aquí?

-¿Como iba a cansarme si tú estas aquí conmigo?

-No sé, seguramente algún día lo hagas. 

-Pues espero que ese día no llegue jamás

Me coge con sus morenas manos por la cintura, y me sienta en su regazo, me acaricia el pelo, y me susurra al oído unas palabras tan dulces que creo que jamás podré olvidar las. Nos sumergimos en nuestro propio mundo de dulzura y pasión. Cuando me doi cuenta, las chicas vienen hacia nosotros, comienzo a sonrojarme, pero sus caras me indican que algo va mal.